En agosto de 2021 los rostros de las mujeres afganas empezaron a desaparecer en las calles, como una premonición de lo que les esperaba con la llegada de los talibanes al poder. Un año después de que las tropas estadounidenses abandonaran el país, ya no solo no están presentes en espacios públicos sino que ahora, todos los derechos por los que lucharon en los últimos 20 años parecen desvanecerse condenándolas a una vida de violencia y desigualdad.
Para entender por qué la vida de millones de mujeres se han visto afectadas por la presencia de los talibanes, es necesario entender, ¿quiénes son y por qué desean desaparecer de todos los escenarios posibles a las mujeres?
¿Quiénes son los talibanes?
La palabra «talibán» es pastún (lengua del sur y centro de Asia), significa «alumnos, buscadores o estudiantes». El nombre proviene del hecho de que algunos integrantes habían estudiado en escuelas religiosas de Afganistán y Pakistán, en donde se propagaba intensamente el islamismo sunita.
El origen del movimiento se remonta a principios de la década de 1990, cuando Mohamed Omar, comandante que luchó por expulsar a los soviéticos de Afganistán, formó un grupo con seguidores para alzarse en armas y acabar con la inestabilidad que vivía el país en ese entonces. Surgió principalmente en las zonas rurales de la provincia de Kandahar, el corazón de la etnia pashtún en el sur del país.
Este grupo fundamentalista tiene una clara jerarquía. Haibatulá Ajundzada es, desde 2016, su líder supremo, es decir, la máxima autoridad en materia política, religiosa y militar. Cuentan con un brazo político llamado, “Quetta Shura”, conformado por 26 miembros que se encargan de las relaciones internacionales.
¿Qué visión tienen de las mujeres?
Como movimiento ultraconservador, los talibanes no conciben una sociedad igualitaria entre mujeres y hombres: Ven a las mujeres como seres inferiores, casi como fantasmas que viven detrás de la figura masculina. Esto se puede comprobar pues, ellos modificaron radicalmente la Sharia, sistema legal islamico. Manipularon las leyes islámicas y el Corán.
para justificar sus acciones, como lo ha hecho el Estado Islamico para masacrar a comunidades que no profresan el Islam.
Según la Shaira creada por los talibanes las mujeres no pueden realizar las siguientes acciones:
- Trabajar.
- Estudiar.
- Practicar deportes.
- Salir de la casa sin un hombre.
- Mostrar partes de su cuerpo.
- Tener sexo fuera del matrimonio.
- Usar maquillaje.
- Que su voz sea escuchada.
- Ser visibles a través de ventanas.
Las mujeres deben ser castas y sangrosantas. Si no lo son, serán encarceladas, lapidadas, torturadas, y en muchos casos desaparecidas.
Como si esto no fuera poco, desde el 07 de Mayo de este año, les ordenaron estar cubiertas de pies a cabeza con colores oscuros, y nada de utilizar tacones, nada de sonidos que puedan llegar a captar la atención de los hombres. El objetivo es claro, las mujeres deben ser invisibles en Afganistán.
Sin educación
Sin duda, una de las mayores afectaciones que han tenido las mujeres afganas es su educación. El régimen Talibán decidió cerrar las escuelas para las adolescentes de 12 a 18 años. Si bien, en un inicio prometieron que las reabrirán una vez se hayan adaptado a las leyes islámicas, ese momento jamás llegó. La Unicef afirmó, “Afganistán perderá potencialmente 5.400 millones de dólares en ingresos si el país no consigue educar a las niñas para que completen la educación secundaria”.
Sin embargo, las mayores pérdidas no son las económicas, son las oportunidades que se están desvaneciendo para que las mujeres tengan las herramientas de poder cambiar su futuro, y para esto sería fundamental que la educación no tenga un enfoque religioso o sexista, pues a las niñas se les están enseñando actividades que “son exclusivas de las mujeres” como son las labores del hogar.
Según la ONU, Afganistán es el único país del mundo donde las niñas no pueden ir a la escuela secundaria. Miles de mujeres que trabajaban en distintos puestos durante las administraciones democráticas -desde ministras hasta empleadas de oficina- fueron enviadas a sus casas por los talibanes.
¿Qué otros factores se desencadenaron por la situación actual de Afganistán?
Como las mujeres no son vistas como sujetas de derechos, están expuestas a abuso y violencia sexual, a ser obligadas a casarse con talibanes lo que ha aumentado el matrimonio forzoso, ya que por la crisis económica y humanitaria, las familias en muchos casos, están vendiendo a las niñas y mujeres.
Por otro lado, la economía afgana se ha ido al piso en el último año en buena medida por la suspensión de ayudas internacionales y el congelamiento de algunos de sus activos en el extranjero. Recientemente, 70 economistas y expertos pidieron a Washington y a otros países occidentales que liberen los activos para permitir que la economía afgana vuelva a funcionar . No obstante, está petición es peligrosa pues no solo no toma en cuenta las múltiples violaciones de derechos humanos por parte de los talibanes sino que este dinero puede ser utilizado para que el régimen talibán se fortalezca.
Y los medios de comunicación no la han tenido nada fácil. Miles de periodistas afganos están o exiliados o sin empleo. Según Reporteros Sin Fronteras, el 43% de los medios afganos han sido cerrados en los últimos tres meses. «De las 10.780 personas que trabajaban en medios afganos (8.290 hombres y 2.490 mujeres) a comienzos de agosto de 2021, solo 4.360 lo seguían haciendo en diciembre (3.950 hombres y 410 mujeres)», informó la ONG.
Resistencia
Las mujeres afganas sin importar las circunstancias han resistido, no desde hace un año cuando los talibanes llegaron nuevamente al poder, sino desde siempre han persistido para que sus derechos sean reconocidos.
La semana pasada mientras el régimen talibán celebraba su primer aniversario en el poder, las mujeres salieron a las calles pacíficamente para protestar por los derechos que le fueron arrebatados, y a pesar que eran unas cuantas, fueron dispersadas a tiros y las que no alcanzaron a huir, fueron capturadas. Se desconocen sus paraderos.
Hay mujeres artistas, científicas, periodistas, etc, que están alzando su voz para denunciar la situación vivida por las mujeres de su país. Un ejemplo es la grafitera, Shamsia Hassani, la artista callejera más conocida de Afganistán. Combate la opresión vivida por las mujeres a través de su arte. Es importante mencionar que todas las imágenes que acompañan este escrito han sido elaboradas por ella.
Así mismo, la fotógrafa Fatimah Hossaini, ha estudiado a las mujeres afganas y a la moda. Desea posicionar a la mujer en una poderosa confrontación con espacios dominados durante años por los hombres en Kabul, o la científica Amena Karimyan, que dijo a la BBC, “Mi única esperanza es allanar el camino para la juventud de mi patria”.
Si bien, las mujeres desde todos los espacios posibles seguirán luchando, se debe denunciar y difundir todas las violencias de las cuales están siendo víctimas. Y no solo por ellas, sino también por toda la sociedad afgana que está atravesando una crisis humanitaria.