Hombre comunes, crímenes horribles

Todo comienza por un silencio, una mirada que se desvía, por un momento incómodo que a pesar de que no estás de acuerdo con los comentarios machistas y violentos de tu amigo.
Foto tomada de El Correo.com

Todo comienza por un silencio, una mirada que se desvía, por un momento incómodo que a pesar de que no estás de acuerdo con los comentarios machistas y violentos de tu amigo, no eres capaz de interrumpir, de interpelarlo, no te sientes seguro, sientes quizás miedo de que te excluyan, no quieres generar incomodidades, así que decides guardar silencio.

Esa misma molestia, esa incomodidad que te deja casi mudo, se ha sentido en los últimos días en el juzgado de Aviñón (Francia) cuando empezaron a proyectar los videos de las violaciones de la fue víctima Gisèle, la mujer que durante 10 años fue drogada1 por su esposo para que otros hombres abusaran de ella. Dominique Pelicot los invitaba a través de un foro de internet À Son Insu (Sin su conocimiento), les daba el paso a paso para que pudieran ir a su casa y violar a la mujer con la que compartió más de 50 años de su vida. De estos abusos almacenaba al menos 20.000 fotografías y videos. 

Como se conoció mundialmente, Gisèle decidió que el juicio que se adelanta en contra de más de 50 de sus abusadores sea a puerta abierta, además junto con sus abogados luchó para que los videos se mostrarán de manera pública, ya que como afirmó eran pruebas irrefutables, esas pruebas que tienen que ser incuestionables para que les crean a las víctimas de violencia sexual y no culparlas por lo que les ocurrió. 

Las edades de los hombres que están siendo juzgados oscilan entre 26 y 74 años, de los cuales encontramos a conductores, carpinteros, comerciantes, un bombero, un enfermero, un experto en informática, incluso un periodista local. Hombres casados, con hijos, hombres comunes, con los que compartimos el día a día. No son monstruos, no están enfermos, no es tema de ciencia ficción, una novela o un drama. 

Se tiene que dejar de ver al hombre abusador como un ser de otro planeta, como una falla del sistema, porque no, porque no es así, porque los hombres que violan son reales. Al hacer esto, se simplifica y se reduce el problema, ya que muchos salen a decir el típico, “no todos los hombres”, “los que hacen esas cosas son monstruos” y lo monstruoso siempre será la excepción. 

Según el propio Dominique Pelicot, de cada 10 hombres a los que les ofrecía violar a su esposa, solo 3 se negaban. Nunca, ningún hombre, ni los que rechazaron dichos encuentros, denunciaron los abusos de los que era víctima Gisèle, todos guardaron silencio, actuaron como una manada. 

Ese comportamiento encubridor no contempla el consentimiento como parte fundamental de cualquier relación sexual. Un argumento que ha sido reiterativo entre los acusados, es que creían que Gisèle estaba de acuerdo dado que era su marido quien los contactaba. Creían que no estaban actuando como violadores a pesar de que ella estaba notablemente en un estado de inconsciencia. Dentro de la lógica patriarcal, el consentimiento libre, sin ningún tipo de presiones, no tiene cabida porque la violencia sexual es un instrumento de poder y control ejercido sobre la libertad y autonomía sexual de las mujeres. 

En cuanto a Colombia, hasta el 8 de junio de este año, el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA) reportó 66.621 casos de violencia de género en todo el país, donde el 75,6% de las víctimas fueron mujeres. Además, en agosto ya se había contabilizado 595 mujeres víctimas de feminicidio, según el Observatorio Colombiano de Feminicidios, una cifra que ya supera los 525 casos registrados durante todo 2023.

Con cifras como estas, es más que necesario y urgente que comiences a incomodar, que comiences a levantar la mano y decir que no estás con los comentarios machistas y violentos de tus amigos, porque estos no necesariamente se quedan en palabras, también se traducen en acciones. En tiempos tan violentos para las mujeres, el guardar silencio te convierte en cómplice porque las mujeres necesitamos que salgas de la manada. 

  1.  Sumisión química: Intoxicación deliberada mediante la administración de una o varias sustancias y/o alcohol por parte del atacante y de manera encubierta a la víctima. Comunidad de Madrid. 
    ↩︎

Paula Moncada

Periodista y feminista. Antes y durante toda su carrera ha estado involucrada en temas políticos, sociales, de género, y medioambientales.

Paula Moncada
Paula Moncada

Periodista y feminista. Antes y durante toda su carrera ha estado involucrada en temas políticos, sociales, de género, y medioambientales.

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